lunes, 7 de mayo de 2012

reflexiones en torno a la Auditoría Ciudadana de la Deuda

Ayer en facebook un compañero compartió una noticia sobre 53.000 euros aprobados en un pueblo de Baleares para obras en una plaza de toros. Pero cuando fui a leer el artículo, leí que en 2010, es decir, cuando ya cualquier persona que leyera la prensa con un poco de cabeza sabía que estábamos inmersos en la crisis a pesar de lo que pudiera decir el gobierno, van unos responsables políticos y compran a un grupo empresarial una plaza de toros ¡por 450.000 euros! Al parecer, el alcalde calificó la adquisición como necesaria.

Una vez más vemos como dinero público va a manos de una empresa privada, en este caso un tal grupo Balaña. A ver si es que el grupo Balaña necesitaba "cash" y le venía bien vender una plaza de toros a un pueblo con poco más de seis mil habitantes censados. 

Muchas obras de infraestructura desproporcionadas se han visto con buenos ojos por la población, o al menos no se han contestado fuertemente, porque generaban empleo, al menos durante una temporada. En este caso la plaza de toros al parecer ya estaba construida, con lo cual no parece haber sido un argumento determinante para justificar el gasto. También se suele justificar fuertes inversiones en temas relacionados con el ocio, con el argumento de que atraen visitantes, turistas, y por tanto generan empleo. Nadie pregunta por la calidad del empleo. Ni siquiera se cuestiona si son rentables, como tan bien conocemos en la Comunidad Valenciana, con proyectos como Terra Mítica, la Ciudad de las Luces, etc.

Por eso, en un momento como el actual, en el que hay un desempleo brutal, y a la vez estamos sufriendo las consecuencias de un sistema basado en la deuda, en el que casi se emite tanta deuda como se devuelven créditos concertados con anterioridad, pero de forma incrementada, conviene replantearse cosas fundamentales, como por ejemplo la jornada de trabajo. Si hace medio siglo las jornadas eran de cuarenta horas (y ya eran excesivas para el nivel tecnológico del momento) en este momento, jornadas laborales de cuarenta horas son a todas luces inviables, a poco que nos paremos a pensar. De hecho, existe ya un movimiento que aboga por la jornada laboral de 21 horas. Visto el "cacao" en el que nos ha metido la dinámica de una economía basada en la deuda, repensar la economía para encaminarse hacia una jornada de 21 horas no es mucho más complicado.


3 comentarios:

  1. Lo cierto es que una reducción de jornada obliga a cambiar el chip. Pero como dicen, no se puede solucionar un problema que es consecuencia de una forma equivocada de pensar, continuando con el mismo tipo de pensamiento (no es cita literal, que no tengo a mano).

    El caso es que reducir la jornada obliga a repensar las empresas, porque están diseñadas para sacar el máximo beneficio por todos los medios, incluyendo los salarios más bajos posibles. Y claro, si de golpe y porrazo reducimos la jornada, y el salario se reduce proporcionalmente, algunos tendrían que bajar su nivel de vida (que no es dramático, pero la gente protestaría), mientras que otros simplemente ya no podrían vivir (si ahora, con jornada más o menos normales, hay gente que trabaja y necesita ayudas para poder sobrevivir dignamente, especialmente ante cualquier imprevisto como enfermedad, accidente, catástrofe natural, etc., si se redujeran aún más sus ingresos, ni te cuento).

    Hay empresas pequeñas que en realidad no son empresas en el sentido clásico, sino que su dueño es poco más que un gerente autónomo que se contrata por horas, corriendo con todos los riesgos y posibilitando que las empresas más grandes con las que trabaja le pasen todos los muertos (desde despedir a personal en tiempo de crisis, hasta adelantar dinero sin cobrar intereses (para comprar materiales, pagar salarios, indemnizaciones, etc.). Y eso, mucha gente de la calle no lo tiene claro. Hablan mal de los empresarios pensando en el corte inglés, acciona, mercadona, etc. y sin darse cuenta de que una gran parte del empleo lo están dando estos gerentes por horas, a los que la ley trata como si fueran empresarios.

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  2. "...no se puede solucionar un problema que es consecuencia de una forma equivocada de pensar, continuando con el mismo tipo de pensamiento" En efecto, estoy de acuerdo con Marga. Las soluciones aisladas no son tales soluciones, porque simplemente están fuera de contexto. Lo que hay que cambiar es el contexto en sí, el paradigma, el sistema, y entonces las respuestas van fluyendo solas

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    1. ¿cómo hincarle el diente al cambio de contexto? Quizá simplemente cuando la gran mayoría cambie de mentalidad, cuando dejemos de repetir como loritos cosas que no entendemos. Cuando hagamos caer las máscaras y los velos que ocultan la realidad, una realidad que facilita y promueve el flujo de recursos (dinero, tiempo, energía, salud) desde abajo hacia arriba, cuando lo equitativo sería lo contrario. Cuando tomemos colectivamente las riendas de nuestras vidas, en lugar de vivir al son del ritmo que marcan los de arriba.

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